Endometriosis: posibles estrategias nutricionales

Aunque la endometriosis ha sido bien descrita desde su descubrimiento en 1860 por Von Rokitansky y es uno de los padecimientos ginecológicos más comunes, no ha sido posible hallar una cura permanente para ella.
En el curso de los últimos treinta años se han desarrollado dos líneas principales de tratamiento: la terapia con medicación y la ablación quirúrgica de los tejidos enfermos.

La terapia quirúrgica de la endometriosis es individualizada para cada paciente y de acuerdo con la etapa de desarrollo de la enfermedad, del padecimiento somático y de los proyectos de planificación familiar que concurren en cada mujer. Además, estas pacientes están expuestas a un alto riesgo de incidencia de endometriosis recurrente después del fin del tratamiento, cualquiera que sea la terapia.

La endometriosis consiste en la presencia de endometrio en crecimiento anormal por fuera del útero, o sea en los ovarios, las trompas de Falopio, los ligamentos, el intestino y la vejiga. A veces el crecimiento penetra dentro de los tejidos de estas estructuras. Con menos frecuencia, este tejido puede entrar en migración por metaplasia celómica hacia otras localizaciones tales como el pulmón, el corazón, el cerebro, los ojos, el codo o la rodilla. Una vez implantado, este tejido endometrial responde al ciclo hormonal natural, y entonces empieza su sangramiento hacia la cavidad del cuerpo; además, como carece de una vía de drenaje, con frecuencia es la causa de inflamación, dolores e infertilidad.

La endometriosis ha sido calificada como «la enfermedad de las muchas teorías» y no cabe duda de que son abundantes, aunque algunas son objeto de controversia. Entre las teorías de la patogénesis de la endometriosis se cuentan (i) la teoría de la implantación (menstruación retrógrada); (ii) la teoría embólica (linfático-vascular); (iii) la de la metaplasia celómica ; (iv) y las teorías mixtas(3). Nadie en el mundo sabe por qué aparece esta enfermedad, así como por qué unas mujeres padecen dolores mientras que otras no sienten dolor alguno. Entre todas las mujeres pueden manifestarse una amplísima gama de síntomas. Los síntomas más comunes son los dolores antes y durante el período menstrual (más agudos que los calambres menstruales), los dolores de la ovulación, los dolores durante o después de la cópula sexual, la posible infertilidad y el sangramiento muy abundante o irregular. Otros síntomas señalados por mujeres comprenden la fatiga, la depresión, micción y defecación dolorosa, dolores lumbares durante el período menstrual, diarreas, estreñimiento y desarreglos intestinales. Algunas mujeres con proliferaciones endometriales visibles no sufren dolores; otras, con algún que otro pequeño foco de proliferación, padecen dolores paralizantes(4). Éste es el enigma de la endometriosis.

Investigaciones llevadas a cabo en la Universidad de Chicago han demostrado que las mujeres tienen que esperar un promedio de diez años antes de ser diagnosticadas, ya que sus síntomas son atribuidos generalmente a exageraciones y son rechazados, subestimados o ignorados por los médicos generales. En conformidad con la mayor parte de los autores, la endometriosis ataca entre el 7,5% y el 10% de la población de las mujeres menstruantes, aunque también se ha estimado entre el 4% y el 17% de esta población. La endometriosis es con frecuencia caracterizada como una enfermedad padecida más comunmente por las mujeres blancas de la clase media y de mediana edad. Este dato ha sido publicado por el British Medical Journal en 1980, aunque la evidencia en apoyo de esta afirmación procede fundamentalmente de la experiencia clínica, antes que de investigaciones efectuadas, por lo que permanecen contradicciones entre ellos.

La endometriosis parece estar asociada con la infertilidad. Del 30% al 70% de las mujeres investigadas por infertilidad resultan padecer endometriosis, y del 30% al 40% de estas pacientes son incapaces de concebir. Aunque desde hace mucho tiempo la infertilidad ha sido estimada como causada por la endometriosis, no hay evidencia concluyente de que la endometriosis sea realmente causa de infertilidad(8), y no es la única causa de los dolores pélvicos(9).

Se ha afirmado que la dieta es un factor importante en la patogénesis de muchas enfermedades y uno de los más recientes trabajos con animales (utilizando aceites de pescado) sugiere que éstos podrían afectar a la endometriosis. La dieta de 38 conejos neozelandeses fue suplementada con aceite de pescado que contenía ácido eicosa-pentanoico y ácidos docosa-hexanoicos (o bien aceite de oliva, como control). Al cabo de diez días, la endometriosis fue inducida quirúrgicamente. Las concentraciones alfas en los fluidos peritoneales PGE2 y PGF2 resultaron ser significativamente más bajas en el grupo EPA/DHA que en los controles. El diámetro endometrial total de la implantación, a las ocho semanas después de la inducción de endometriosis, era significativamente menor en el grupo experimental, comparado con el de control. Los autores concluyeron que la suplementación dietética con aceites de pescado, conteniendo los ácidos grasos EPA/DHA n-3 poliinsaturados pueden reducir la producción intraperitoneal alfa PGE2 y PGF2 y retardar el crecimiento del implante endometriósico, en este modelo animal de endometriosis(10).

Hay que llevar a cabo más investigaciones en este terreno, para llegar a descubrir si las mujeres con endometriosis tienen determinadas deficiencias sub-clínicas en común. Como la endometriosis queda virtualmente confinada a la edad reproductiva, hay bastante evidencia de que la endometriosis requiere estrógeno para su continuidad. En apoyo de esta tesis tenemos la eficacia de los antagonistas de la hormona inductora de la hormona luteinizante (LHRH) que operan por un mecanismo hipo-estrogénico. Al margen de los medicamentos, sólo tenemos fumar cigarrillos y el ejercicio como factores comunes que puedan afectar a la secreción de estrógenos(11).

De acuerdo con los trabajos del Dr. G.E. Abraham y el Dr. C. Fredericks, sabemos también que ciertos productos alimentarios y ciertos insecticidas que contienen fitoestrógenos muy bien podrían estar ejerciendo un efecto sobre el proceso de la enfermedad. Muchos compuestos aromáticos que se hallan contenidos en las plantas (entre los que se cuentan los fitoestrógenos) y substancias producidas por la industria (entre las que se cuentan los insecticidas) tienen una actividad estrógenica ((12). Ciertas deficiencias sub-clínicas de los nutrientes podrían afectar negativamente a las capacidades del organismo para degradar el exceso de producción de estradiol (que posee un factor de proliferación celular) a estriol, una estructura química que puede ser excretada por el organismo(13).

Las configuraciones de la comida han cambiado y se ha evolucionado a partir del consumo de verdaderos alimentos y hasta la costumbre más generalizada de los tentempiés de alto contenido de harina de trigo y de bebidas refrescantes. Las compras de frutas frescas y de vegetales han venido declinando desde 1955. Habida cuenta de que la harina blanca refinada y el azúcar blanco prevalecen en los productos alimentarios manufacturados, éstos productos están proporcionando sólo una fracción de las vitaminas y los minerales que sí se encuentran en los alimentos naturales y que han sido eliminados por los procesos industriales(14).

TIAMINA (Vitamina B1)

Williams y su equipo han estudiado los efectos del empobrecimiento y el enriquecimiento con tiamina en seis mujeres blancas. Durante la fase de empobrecimiento, que se prolongó durante 88 días, aparecieron los siguientes síntomas: estados de depresión mental, debilidad general, vértigos, dolores de espalda, dolores musculares, palpitaciones, dispepsia, falsa angina al realizar esfuerzos, insomnio, anorexia, náuseas, vómitos, pérdida de peso y atonía muscular. Las características más impresionantes fueron las pérdidas de peso, las alteraciones del apetito, la aversión a las grasas y los síntomas mentales(15).

Muy especialmente antes y durante el embarazo, es recomendable una dieta con alta densidad de Vitaminas B y minerales esenciales para mantener altos los niveles de saturación de enzimas(16). Una deficiencia de tiamina, iniciada de 11 a 15 días antes del acoplamiento dio origen a que un 83% de los embriones fueran reabsorbidos. Si la deficiencia era provocada más anticipadamente, eran más los animales que no presentaban implantes (si se iniciaba con suficiente antelación, siempre inhibía la ovulación)(17). Una deficiencia de cualquiera de las cuatro Vitaminas B (B1, B2, B5 y B6), iniciada 13 días antes del apareamiento redujo la fertilidad de las ratas madres hasta un 80%, y si se remontaba a 28 días antes del himeneo, en un 100%(18). El «Estudio Basel» realizado en Suiza sobre 6.400 empleados adultos halló que el 22,8% de las mujeres tenían una baja saturación para la tiamina(19). Las células en proceso de división presentan una demanda mucho más alta de energía que las células que no se están dividiendo.

La maduración ovulatoria y el desarrollo embriónico involucran las tasas más elevadas de replicación celular en el ciclo de la vida humana, con una alta disponibilidad local de energía intracelular. Está claro que estas deficiencias, cuando se hallan vinculadas a pacientes con endometriosis, podrán estar ejerciendo sus efectos sobre la fertilidad. En otros mamíferos, el hipotálamo es más sensible a la deficiencia de tiamina que las gónadas o el embrión(20). En el estudio de Wynn, en el Hospital Hackney, las vinculaciones halladas eran la posible consecuencia del bajo nivel del eje hipotálamico-pituitario-ovárico(18). Los estudios de Nelson y Evans concluyen que «la disfunción de la pituitaria y del ovario está involucrada en las insuficiencias hormonales de los animales con deficiencias en vitaminas». Se concluye de estos estudios, que el sistema endocrino interviene como mediador en los efectos de muchas deficiencias nutricionales e inhibe la reproducción antes de que tales deficiencias ejerzan un efecto directo en las células germinales o en los embriones(17). La hormona luteinizante (LH) parece resultar reducida por una dieta inadecuada(20). La conclusión a que llega Schweppe, respecto a las mujeres que padecen endometriosis, es que «sólo se puede curar la endometriosis mediante la eliminación permanente y completa de las influencias endocrinas»(21). Esta condición aparentemente drástica puede paliarse mediante el empleo sensato de la suplementación nutricional.

RIBOFLAVINA (Vitamina B2)

La riboflavina es esencial en la función de las glándulas suprarrenales y, por ende, en el control del estrés. Las suprarrenales controlan cómo y dónde se depositan las grasas en el organismo, y los mecanismos de liberacion de las hormonas(22). Muchas mujeres con endometriosis señalan que sufren de estrés, y este detalle podría ser un indicador con vistas a futuras investigaciones. La endometriosis medra con la debilidad del sistema inmunitario, relacionada con el estrés y que puede llegar a controlar el organismo y la vida de la mujer(23). El estrés o la píldora anticonceptiva también pueden afectar profundamente a las glándulas suprarrenales, que producen el 20 por ciento de la elaboración total de estrógeno(24). Dado que las mujeres con una mayor incidencia de ansiedad, o sea con una mayor sensibilidad al estrés, son menos fértiles, y dado que el folículo luteinizante intacto (LUF) está también correlacionado con una más alta incidencia de ansiedad, se puede sugerir que el estrés de la infertilidad y/o el estrés en general inducen la baja fertilidad en las mujeres con tendencia al estrés, a través del síndrome LUF(25).

El síndrome denominado LUF ha sido señalado en hasta el 79% de las mujeres con endometriosis, en las cuales el ovocito queda atrapado en un folículo de Graafian desgarrado que no ha llegado a romperse(26). Se trata de un fenómeno común a todos los mamíferos. Se ha postulado que el fluido peritoneal en las mujeres que muestran el síndrome LUF es de volumen reducido y contiene bajos niveles de hormonas sexuales esteroides. Se estima que ésta pudiera ser una de las causas que contribuyen a la infertilidad en la mujeres con endometriosis.

La deficiencia de riboflavina da origen a desequilibrios hormonales, y es esencial en la homeostasis y en la eliminación por el hígado de las hormonas esteroides (estradiol y progesterona), y su deficiencia da origen a una acumulación excesiva que inhibe la secreción de la LHRH por el hipotálamo y secreción de gonadotropina por la pituitaria, con infertilidad como resultado. La riboflavina y el ácido pantoténico (B5) son ambos co-enzimas, y se ha señalado que la reproducción animal resulta alterada si la saturación de enzimas cae por debajo del 80% aproximadamente(27). Esto podría resultar pertinente en cuanto a la justificación de nuevos estudios e investigaciones. En 98 pacientes con infertilidad sin explicación, Thomas y Cooke (1987) diagnosticaron una endometriosis asintomática en 51 casos (52%). Esta incidencia en mujeres no fértiles es también respaldada por otros informes(28). Si estos datos, conjuntamente con los de Hull y su equipo (1985) en cuanto a la incidencia de una infertilidad sin explicación, se combinan, entonces se puede calcular que entre 8.000 y 9.000 mujeres no fértiles cada año, en el Reino Unido, serían diagnosticadas con endometriosis asintomática(11). A partir de esto, se estima que hasta 2 millones de mujeres británicas podrían padecer esta enfermedad, cuyos costos normales, unidos al diagnóstico y al tratamiento podrían alcanzar muchos millones de libras esterlinas, sin mencionar los costos ocultos del tiempo perdido en el trabajo o en los estudios. El impacto social sobre la familia es alto; muchas pacientes son rechazadas como neuróticas cuando no responden favorablemente a las terapias usuales, que no han sido aun demostradas. Las que siguen siendo amadas resisten sin esperanza, confusas por las afirmaciones de los doctores, que insisten en que no tienen nada. La endometriosis puede afectar a la totalidad de la familia(29).

PIRIDOXINA (Vitamina B6)

La deficiencia de piridoxina da origen a la reducción en la actividad de las células fagocíticas, y así resulta imposible llevar a cabo debidamente la limpieza total del interior del organismo(30). Así, las células del endometrio, en la menstruación retrógrada pueden ser eliminadas menos eficientemente, y pueden quedar restos que podrían desarrollar una endometriosis.

La deficiencia de piridoxina da origen a dificultades articulares, depresión, reducción de la función muscular, irritabilidad, nerviosismo, alteraciones de la personalidad, debilidad, insomnio y edemas. La deficiencia de esta Vitamina B6 también desencadena la deficiencia de la Vitamina B3(14). Algunos de estos síntomas son percibidos por mujeres con endometriosis como si estuvieran vinculados a esta enfermedad. La deficiencia en Vitamina B6 también ha sido asociada con la pérdida parcial de inmunidad tanto humoral como celular. Este cuadro puede dar origen a una respuesta inadecuada en anticuerpos y a que el organismo se haga más vulnerable a las enfermedades.

La piridoxina influye en la liberación de los neurotransmisores dopamina y serotonina, que regulan el buen o mal humor (agitación y depresión)(23). Es sabido que las hormonas esteroides ejercen influencia en la síntesis de las aminas del cerebro, y muy especialmente de la serotonina, cuya acción puede ser contrarrestada por la piridoxina(32,33). La Vitamina B6 estimula la producción de la dopamina, una importante hormona cerebral que ejerce un efecto calmante sobre el sistema nervioso(34). Se sabe que las mujeres con endometriosis son propensas a la depresión y la ansiedad y la Vitamina B6 parece tener buenos resultados con algunas mujeres, según informes publicados en boletines. Un estudio de Slocumb y su equipo ha hallado que las pacientes con dolores pélvicos se consideraban a sí mismas como significativamente más ansiosas, más deprimidas y con más síntomas somáticos que las pacientes sin dolores(35). La vinculación existente entre la endometriosis y las alteraciones del humor podrían, no obstante, hallarse mediadas por factores hormonales.

La Vitamina B6 estimula la producción de progesterona. Algunas investigaciones indican que las mujeres con endometriosis presentan un ligero desequilibrio entre el estrógeno y la progesterona durante un período del mes (no hay bastante progesterona para las existencias de estrógeno)(4).

La disfunción de la pituitaria y del ovario tiene algo que ver con los desequilibrios hormonales de los animales que padecen deficiencias en vitaminas. La conclusión asumida por Nelson, en el sentido de que el sistema endocrino es un mediador en los efectos de muchas deficiencias en nutrientes y que inhibe la reproducción antes de que tales deficiencias ejerzan algún efecto directo sobre las células germinales o sobre el embrión(38). En el curso de la evolución, es probable que esta característica haya tenido un peso en la supervivencia, impidiendo la reproducción cuando las disponibilidades de alimentos no han sido satisfactorias. En el contexto de la reproducción, el sistema endocrino se ha desarrollado hasta convertirse en el árbitro de la adecuación nutricional(20). Ésta podría ser, en parte, una respuesta en las mujeres con endometriosis que están siendo inadecuadamente alimentadas. Un estudio de Gallant ha indicado que, si la piridoxina es útil en el alivio de los síntomas del síndrome post-menopáusico (PMS), es probable que este efecto sea debido a una acción farmacológica o a la corrección de una deficiencia marginal(37). Éste podría ser también un factor pertinente en relación con la endometriosis.

Las tres Vitaminas B (B1, B2 y B6) conjuntamente con la colina y el inositol desempeñan papeles esenciales en la degradación del exceso de estrógeno, porque son co-enzimas en la función hepática. El estrógeno está implicado en el proceso de la enfermedad; Thomas afirma que la manipulación de la secreción de estrógeno podría ejercer su influencia en la incidencia de la endometriosis(11).

MAGNESIO

En mujeres con endometriosis, los bajos niveles de energía y la infertilidad son sintomas bastante generalizados. «Cómo iba yo a imaginarme que en tan poco tiempo iba a sentirme tan cansada que el mero hecho de darme una ducha al día llegaría a convertirse en una hazaña»(4). Las enzimas dependen de la energía que les proporciona el magnesio para realizar su trabajo. El magnesio cede dicha energía activando la producción de una substancia especial, el tri-fosfato de adenosina (ATP), que extrae la energía de los alimentos que comemos y se la proporciona a cada una de las células de nuestro organismo. Desde 1900, ha venido observándose una lenta disminución en el consumo humano de magnesio a causa del aumento en el consumo de alimentos refinados, pero al mismo tiempo se ha experimentado un incremento en las necesidades fisiológicas de magnesio a causa del incremento en el consumo de alcohol, de ácido fosfórico en los refrescos, de Vitamina D y de esteroides anticonceptivos(38). La deficiencia de magnesio reduce los niveles de tiamina en los tejidos del organismo. La tiamina no se puede utilizar y es excretada si el magnesio está en falta, generándose así una reducción de la energía intracelular. La deficiencia de magnesio es además mutagénica(39).

Las causas de las deficiencias de magnesio son, por lo tanto: (i) la reducción de la ingesta dietética; (ii) la reducción de la absorción; (iii) la reducción de la utilización; y (iv) el aumento de las pérdidas(40). Entre los síntomas a que dan origen las deficiencias se cuentan el insomnio, el nerviosismo, las palpitaciones cardíacas, los calambres, y en especial los calambres abdominales menstruales(23). La fatiga incide sobre el sistema inmunitario, dando con frecuencia origen a un estrés secundario. Las mujeres con endometriosis también sufren con frecuencia de insomnio, calambres y calambres abdominales menstruales. Los médicos están hallando que muchas personas con padecimientos de constante fatiga responden a los suplementos de magnesio junto con potasio(41).

Un sistema inmunitario comprometido, debilitado, puede también contribuir al desarrollo y la progresión de una endometriosis. En varios niveles del sistema reproductor se secretan las inmunoglobulinas y los complementos IgA, IgG e IgM (un dispositivo complejo de proteínas interactivas), se presentan interacciones con las inmunoglobulinas para así culminar la respuesta a través de los anticuerpos(42). Existe una posibilidad de que la deficiencia de magnesio, conjuntamente con las de otros nutrientes pueda afectar la respuesta del sistema inmunitario en las pacientes con endometriosis. La supresión del sistema inmunitario, incrementa el riesgo o eleva la incidencia de los síntomas de manifestaciones alérgicas que se han sugerido como componentes del cuadro de debilitamiento general experimentado por las pacientes con endometriosis(43).

El magnesio perfecciona la fidelidad de la replicación del ADN y el magnesio de la membrana celular impide los cambios que dan origen al cáncer. El magnesio de las membranas celulares ayuda a las células a mantenerse unidas entre sí con una configuración normal. Magnesio es imprescindible en más de 30 sistemas de enzimas que tienen que ver con el crecimiento de las células y con su división, aspectos que son alterados en el cáncer(41). Lo mismo ocurre en la endometriosis, que imita los modos en que se copian a sí mismas las células cancerosas. El sobrenombre de «cáncer benigno» ha sido aplicado por algunos investigadores en sus referencias a la endometriosis. En algunos casos raros, la endometriosis se ha desarrollado en un cáncer. Mostoufizadeh y Sully han mostrado que un tumor o un implante endometrial deberá hallarse en una fase de transición entre el tejido endometrial normal y el tejido canceroso anormal. «Si los dos coexisten en un punto o en una edad poco usual, o si el paciente presenta una larga historia de endometriosis con desarrollo eventual de un tumor maligno (canceroso), éste podría ser la consecuencia de aquel»(44). Es sabido que las células del cáncer son portadoras de marcas de superficie celular que las identifican ante el sistema inmunitario y es muy posible que las células endometriales pudieran estar también marcadas(45).

Cuando el magnesio falta en los músculos para equilibrar el calcio, éstos se agarrotan y se contraen, provocando calambres, irritabilidad, crispaciones y temblores. El magnesio actúa sobre los nervios para relajar los músculos y su deficiencia está asociada con los calambres musculares(40). Esta deficiencia podría estar asociada con los calambres de los músculos del abdomen y con los dolores articulares que muchas pacientes con endometriosis soportan. Todas las pacientes con endometriosis, examinadas en relación con el defecto del corazón denominado prolapso de la válvula mitral, en el Omega Fertility Institute de New Orleans, que dirige el Dr. J. Voros, resultaron presentar el prolapso(4). Los bajos niveles de magnesio en las células de las arterias y del corazón facilitan que el calcio cause su contracción, sin nada que se le oponga(41).

ZINC

La caída de los niveles de zinc daña la glándula Timo y puede dar origen a un descenso en la producción de células T, lo que sería causa de infección o de exceso de producción, en cuyo caso las células T podrían realmente atacar al organismo, provocando alergias y enfermedades autoinmunitarias(48). Es muy posible que la endometriosis sea una enfermedad autoinmunitaria nada distinta del lupus eritematoso sistémico, con el cual parece estar frecuentemente asociada(47). La deficiencia de zinc afecta a la inmunidad frente a la enfermedad. El Dr. R. Pekarek, del Laboratorio de Nutrición Humana, del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, en Grand Forks, North Dakota, ha hallado que la deficiencia de zinc afecta a una de las líneas del sistema inmunitario, el sistema de mediación celular que participa en la lucha contra las infecciones virales, parasitarias y micóticas, contra las enfermedades neoplásicas (formación de tejidos anormales) y contra las enfermedades frente a las cuales el organismo transforma en anticuerpos sus propias proteínas(43).

Una teoría propuesta por Dmowski en 1981 predecía que la implantación ectópica de endometrio «debería presentarse en mujeres con un tipo específico de la inmunodeficiencia con mediación celular» y que «las mujeres con esta enfermedad pueden presentar una incidencia o un proceso natural de enfermedades alérgicas, autoinmunitarias o neoplásicas distintas a las de la poblacion general»(49).

Si finalmente se halla que la endometriosis es un verdadero estado patológico de tipo autoinmunitario, podrían explicarse los problemas de infertilidad. Los desarreglos autoinmunitarios debilitan el eje hipotalámico-gonadal y esto bastaría por sí solo para afectar a la meiosis y dar origen a toda una gama de anormalidades cromosómicas. Son muchos los estudios que discuten los orígenes de las enfermedades autoinmunitarias y de ello se puede llegar a la conclusión de que la porción del genoma que está involucrada con el sistema inmunitario es particularmente susceptible a los daños causados por las influencias mutagénicas(50). Las deficiencias sub-clínicas de zinc y de magnesio se consideran por parte de los investigadores como causantes de este efecto. Un grupo cada día mayor de investigaciones viene en apoyo de la tesis de una deficiencia o una supresión general del sistema inmunitario en mujeres con endometriosis(43). Se ha demostrado en estudios sobre animales que la deficiencia de zinc está asociada con una reducción de la fertilidad, con incremento de las tasas de abortos espontáneos y de malformaciones congénitas. La Universidad de la Ciudad de Los Angeles alimentó ratones con una dieta deficiente en zinc. En las crías se observó una disminución de la función inmunitaria hasta los 6 meses de edad. Las generaciones segunda y tercera fueron alimentadas con dietas normalmente controladas, pero siguieron mostrando una reducción en su competencia inmunitaria(40).

La hormona sexual gonadotropina necesita zinc y Vitamina B6 para su producción en niveles adecuados. Los efectos benéficos de la Vitamina B6 unida al zinc se reflejan en todos los niveles del ciclo sexual de la hembra. Una hormona, la inductora de la hormona luteinizante (LHRH), hace que la glándula pituitaria, situada en el centro de la cabeza estimule el desarrollo del óvulo y, consecuentemente, de la ovulación(30). El estrógeno también afecta a los niveles de zinc. Los altos niveles de estrógeno natural en el organismo antes del período dan origen a un descenso del zinc(45).

El zinc es también imprescindible para el correcto metabolismo de los ácidos grasos y su conversión en prostaglandinas(40). Un equipo de investigadores en Kentucky ha descubierto que los implantes en petequia de la endometriosis producen y sintetizan una cantidad doble de prostaglandina F, por comparación con la producida por los implantes de fase intermedia. Estos investigadores postulan que este desequilibrio pudiera ser parcialmente responsable de la infertilidad y de los abortos espontáneos, dado que son causantes de calambres uterinos y tubáricos, dificultando así la concepción y el embarazo a término. La deficiencia de zinc pudiera afectar a la producción de prostaglandinas en las mujeres con endometriosis y provocar un desequilibrio entre las series primera y tercera (prostaglandinas anti-inflamatorias) y la serie segunda (prostaglandinas pro-inflamatorias). La serie 2 de prostaglandinas está vinculada a las contracciones uterinas, dando origen a los calambres menstruales(23). Esto puede estar relacionado con la ingesta dietética de un exceso de productos animales y bajas ingestas de pescado y verduras.

Ciertos productos alimentarios interfieren con la absorción del zinc, como por ejemplo las fibras dietéticas, el ácido fítico, el calcio y el fósforo. En estudios sobre animales, una alta ingesta de calcio en presencia de una alta ingesta de ácido fítico (pan, cereales, soja), parece tener un efecto sinérgico con la pérdida de absorción del zinc. La sucrosa (azúcar) incrementa la excreción del zinc, debido a que la hormona insulina, con contenido de zinc, es requerida para mantener el resultado de azúcar en sangre (glucosa)(41). Esta acción acapara toda la existencia disponible de zinc, agotando entonces su disponibilidad en otras vías. Las mujeres que toman tabletas de hierro también ven reducida su absorción de zinc, lo mismo que con el uso de diuréticos, del alcohol y de una dieta alta en calcio. Una dieta alta en productos de harinas de trigo integral y los alimentos lácteos ejercerán por lo tanto su efecto sobre la absorción del zinc disponible. Las deficiencias de zinc pueden apreciarse en los procesos de menstruación irregulares, en las venas dilatadas, la irritabilidad, el aumento de peso y la depresión.

ACEITE DE PRÍMULA

Ha quedado claro que el Aceite de Prímula puede producir determinados efectos anti-inflamatorios en general, probablemente gracias a su capacidad en el incremento de la síntesis de PGE1 y, por ende, tiende a corregir la relación entre la serie 1 y la serie 2 de las prostaglandinas. Esto es benéfico, en vista del papel bien conocido de la serie 2 de prostaglandinas en ciertos procesos inflamatorios. Ha sido empleada sobre una amplia base por las pacientes de endometriosis pertenecientes a la Endometriosis Society y se han comunicado efectos de alivio significativo. La dosis habitual es de tres cápsulas de 500 mg dos veces al día, después de las comidas(52). Hay evidencia de apoyo en el sentido de que la endometriosis puede ser causa tanto de dolores como de infertilidad, mediante la producción de prostaglandinas inflamatorias o leucotrinas, y por activación de los macrófagos del peritoneo, que pueden destruir el esperma. Hemos demostrado recientemente que la suplementación dietética con aceite de pescado reduce las dimensiones de los implantes endometriósicos en un modelo animal de endometriosis y que reduce la concentración de las prostaglandinas en el fluido peritoneal. Estos hallazgos sugieren que los ácidos grasos poliinsaturados contenidos en el aceite de pescado pueden inhibir el crecimiento de los implantes endometriales ectópicos, a través de la inhibición del metabolismo del ácido araquídonico en eicosanoides inflamatorios, así como que posiblemente interfieren con la acción del estrógeno(53).

SELENIO

Es conocido, según estudios realizados sobre animales, que el selenio puede ejercer efectos antiinflamatorios útiles(54) y que puede perfeccionar la respuesta inmunitaria(55,56,57,58). Hasta el presente, son pocas las investigaciones realizadas sobre el uso del selenio en el tratamiento de los estados inflamatorios y en las situaciones en las cuales el estado del nivel inmunológico es bajo. El selenio y las vitaminas A, C y E han sido empleados empíricamente a título de tratamiento de apoyo en la enfermedad reumática y en la endometriosis, y se han observado resultados útiles sobre una amplia base. Los pacientes con sensibilidad conocida a las levaduras deberán tomar una forma inorgánica de selenio(52).

DL-FENILALANINA (DLPA)

Los mecanismos de acción de las Fenilalaninas D y DL se consideran en principio como involucrados en la inhibición de las enzimas que normalmente desactivan rápidamente las endorfinas, mecanismo analgésico natural del organismo. Entre estas enzimas se cuentan la carboxipeptidasa A y la encefalinasa. Cuando la inhibición de estas enzimas degradantes ha sido alcanzada, las endorfinas pueden proporcionar una acción analgésica mucho más prolongada. Es interesante señalar que uno de los trabajos publicados demuestra que las encefalinas pueden bloquear los efectos inflamatorios de las prostaglandinas, proporcionando así un mecanismo de acción extra en el alivio de los dolores causados por substancias del tipo de las endorfinas(52).

Las recomendaciones originales de dosificación, según los trabajos realizados en los Estados Unidos, eran de dos tabletas de 375 mg de DLPA, tres veces al día, antes de comidas pero, según nuestra experiencia, algunas mujeres tienen que empezar con una tableta dos veces al día, e ir aumentando paulatinamente hasta las dosis más altas. Una vez alcanzada la dosis correcta, el alivio deberá experimentarse a los pocos días. La acción de la DLPA puede prolongarse y, en algunas casos, sus efectos pueden persistir durante dos o tres semanas después de la interrupción del tratamiento(52).

SISTEMA ENDOCRINO

Como se halla virtualmente confinada en la etapa reproductiva de la mujer, hay abundante evidencia de que la endometriosis exige estrógeno para su continuidad. En apoyo de esta evidencia tenemos la eficacia de los antagonistas LHRH que operan a través de un mecanismo hipoestrogénico(11). Por lo tanto, la estrategia frente a la endometriosis debe ser la de normalizar los niveles de estrógeno. El estrógeno estimula el crecimiento del músculo uterino liso (miometrio) y del epitelio glandular (endometrio) que recubre la cavidad uterina. Además, induce la síntesis de los receptores de la progesterona. Durante la fase luteínica, la progesterona actúa sobre este endometrio recubierto de estrógeno y lo convierte en un tejido activamente secretor. En determinados estados patológicos, la corteza suprarrenal puede secretar grandes cantidades de esteroides que no secreta normalmente en cantidades apreciables(59). Con la endometriosis, esta puede ser la razón que justifique la inconstancia en los niveles de estrógeno que se halla en algunas mujeres y la presencia de la enfermedad activa después de la menopausia. Si la paciente se halla en estado de estrés, entonces las glándulas suprarrenales pueden responder produciendo un exceso de esteroides.

El control del estrógeno es un proceso nutricional, ha afirmado el Dr. Carlton Fredericks. La función orgánica consistente en romper la molécula de estrógeno para convertirla en estriol, una hormona que no ofrece ningún peligro, es una función dependiente de la dieta. Esta se altera cuando se ingiere demasiado azúcar con muy pocas proteínas y queda casi completamente incapacitada cuando falta el complejo de la Vitamina B(13). Falto de regulación, el estrógeno estimula los tejidos de la mama y del útero. Los altos índices de estriol con respecto al estradiol en el organismo protegen contra el cáncer de mama y el cáncer uterino. El estradiol, que es la forma más activa de estrógeno, es una de las causas de la proliferación de los tejidos(60). El estradiol, aunque es una hormona esencial del ovario, se ha demostrado que es excesivamente mutagénico, en cultivos de linfocitos de ratones y humanos(61,62). Los niveles no controlados de estrógeno han sido indicados como contribución activa en los serios problemas de la endometriosis(13). Los componentes en las dietas de las mujeres pueden además ejercer un efecto exógeno sobre los niveles de esta hormona en el interior del organismo. Por ejemplo, el trigo contiene compuestos similares al estrógeno que pueden agravar la sensibilidad al estrógeno en algunas mujeres. Las frutas cítricas contienen bioflavonoides que simulan al estrógeno y pueden causar una inflamación endometrial si son consumidas con exceso(63). Este efecto implica que las mujeres con tendencia a la endometriosis debieran ingerir derivados del trigo y frutas cítricas con moderación. También es conocido que los insecticidas poseen una actividad estrogénica y por eso las frutas y las verduras deberán lavarse bien antes de su consumo(12). Los alimentos con mucha carga de grasas o de colesterol son más responsables del aumento de peso y los investigadores han hallado que esas traicioneras grasas poseen la capacidad de convertirse en estrógeno, o de estimular la producción de esta hormona. Una mayor producción de estrógeno ejerce su influencia en el crecimiento del endometrio, provocando un flujo menstrual más copioso(23).

En el interior del organismo, el hígado y no los ovarios o el útero, es importante en la degradación del estrógeno. Para desintoxicar el organismo, el hígado depende de una buena nutrición. El hígado es importante porque toma el estrógeno en bruto, tal como es excretado por los ovarios de la mujer, por sus células grasas y por sus glándulas suprarrenales y rompe su molécula, convirtiéndolo en estriol. El hígado exige un abastecimiento consistente de Vitaminas B: B1, B2, B3, B5, B6, colina e inositol, con el fin de crear las enzimas imprescindibles. El estrés agota rápidamente las Vitaminas B del organismo, lo mismo que el consumo de azúcar, de pan blanco, de alcohol y de cafeína. La cafeína también eleva los niveles de algunas prostaglandinas(59).

Se ha hallado que las verduras proporcionan un abastecimiento importante de ingesta de Vitamina B, y en la ingesta básica de importantes minerales, entre los que se cuenta el magnesio. Las verduras son, sin duda alguna, el más importante proveedor de magnesio, con los productos lácteos en segundo lugar y son más importantes que los productos lácteos como fuente de las Vitaminas B(64). Las verduras del género de las crucíferas contienen por lo menos tres compuestos químicos que les son exclusivos: los indoles, las ditioltionas y los isocianatos, que influyen sobre ciertas enzimas que aceleran el sistema de desintoxicación del organismo. El estrógeno es desintoxicado y, en último término, excretado fuera del organismo(55).

El eje hipotalámico-pituitario-gonadal es altamente sensible en otros mamíferos a la ingesta de Vitaminas B. Las ingestas bajas deprimen la secreción de gonadotropina y, por lo tanto, el desarrollo folicular y embrionario, antes de que se produzca algún efecto directo sobre las células germinales o embrionarias(20). Las bajas ingestas de Vitaminas B pueden también frenar la maduración ovulatoria antes de la concepción y afectar a la fertilidad de las pacientes de endometriosis. El hipotálamo, en otros mamíferos, reacciona ante una grave deficiencia de cualquiera de estas Vitaminas B, inhibiendo la secreción de gonadotropina, y provocando así la infertilidad(18).

Una alteración de la absorción de los nutrientes puede ser otro de los factores puestos en juego debido a la desorganizacion o rompimiento (disruption) de la flora intestinal por tratamientos con antibióticos y esteroides. Los tratamientos a largo plazo en mujeres con endometriosis pueden resultar en una incapacidad para seguir la producción de Vitamina B de la bífido bacteria simbiótica del intestino, de modo tal que los niveles naturales de producción de Vitaminas B (B1, B2, B6) y de absorción en el tracto digestivo resultan afectados.

Una investigación realizada sobre el estado nutricional de pacientes con endometriosis examinó a veinte mujeres con endometriosis diagnosticada y a diez mujeres sin historia alguna de padecimientos ginecológicos (que sirvieron como controles) durante un período de tres meses. Estas mujeres fueron acopladas en pares, en conformidad con sus síntomas de deficiencia, cada par fue entonces aleatoriamente partido entre los grupos A y B. Un placebo o un suplemento nutricional que contenía tiamina (100 mg), riboflavina (100 mg), piridoxina (100 mg), magnesio aminoquelado (300 mg) y orotato de zinc (20 mg) fue administrado durante tres meses. Durante los tres meses, las mujeres del grupo A (con el placebo) no mostraron ningún cambio estadísticamente significativo en los síntomas, mientras que las mujeres del grupo B (con el suplemento) con endometriosis mostraron una mejoría acusadamente significativa (98%) de sus síntomas. Este estudio sugiere que esta suplementación nutricional y/o un mejoramiento de la dieta puede proporcionar un alivio significativo de algunos de los síntomas asociados con la endometriosis(66). La mayoría de las mujeres se estaban alimentando con tentempiés de productos de base de harina de trigo (hasta ocho o diez veces cada día) y el exceso de gluten puede haber estado alterando negativamente la absorción en las vellosidades intestinales, además de determinados factores promotores de estrógeno que entran en juego. Tal como se sugiere por las investigaciones de la American Association, las mujeres con endometriosis presentan una incidencia más elevada de síntomas relacionados con la alergia que las mujeres en general(43). Este hecho sugiere la existencia de tejido afectado en el tracto digestivo.

CONCLUSIONES

Dado que cada persona es única, además de que la endometriosis produce diferentes efectos en cada mujer, sería pueril plantear la conclusión de que con un tipo de tratamiento se puede procurar alivio o curación a todas las pacientes que padecen endometriosis.

La bioquímica Celular es dependiente del estado nutricional y este aspecto de la endometriosis ha sido groseramente descuidado en todos los estudios excepto uno. Una buena nutrición es el primer paso positivo de cada día que cada persona individual tiene que dar con vistas a su propio control para poder sentirse responsable de alcanzar un estado de salud óptimo. Una de las quejas más comunes en las mujeres con endometriosis es la sensación aplastante de una falta de control sobre el propio cuerpo y de la propia vida, que les provoca una mezcla de ira y frustración, con desesperanza y falta de motivación. «El doctor puede desarticular ese sentimiento de desamparo y fortalecer la sensación de control, estimulando a la paciente en la participación y en la determinación del desarrollo del tratamiento, con el desarrollo de las estrategias de auto-defensa»(67). La nutrición puede y debe desempeñar un papel de primer orden en el apoyo y en la propia gestión del tratamiento curativo. La profesión médica, tal y como está llevando en este momento la atención a las mujeres con endometriosis, no hace ningún tipo de evaluación de la nutrición de cada paciente en particular y tampoco se preocupa por determinar los problemas de la enferma, en cuanto a la mala absorción de nutrientes y al agotamiento de las rutas de los sistemas enzimáticos, en los departamentos de ginecología. Sin embargo, es bien sabido que la nutrición desempeña un papel vital en el desarrollo de la enfermedad, según indican las investigaciones realizadas sobre distintas patologías, como por ejemplo en el cáncer de mama, en las enfermedades cardiovasculares, en la artritis, etc. La endometriosis tiene quizás una faceta metabólica en su etiología multifacética, cuando es la consecuencia del fallo de una enzima o de una hormona, debido a una mala nutrición o a un defecto genético. Esta cuestión no ha sido planteada en ninguna de las comunicaciones de estudios hasta ahora publicadas, pero exige el examen más detenido de nuevas investigaciones en el terreno paradigmático de la medicina nutricional. Como Novak afirma, «las investigaciones han estado trabajando aparentemente metidas en un callejón científico sin salida, del cual podrían ser rescatadas sólo si se descubre algún nuevo método de acometer el problema»(68).

Hay un mecanismo endocrino que hace que las hembras de todas las especies de mamíferos se vuelvan infértiles cuando las disponibilidades de alimentos son inadecuadas. Si este mecanismo es anulado mediante la inyección de un medicamento o una hormona, existe un alto riesgo de generación de animales débiles, de bajo peso al nacer y de socavar el estado de salud de la hembra(69). Se ha apuntado que, en todos los empeños por promover la fertilidad se corre el riesgo de promover la fertilización de óvulos defectuosos, y que, como sugieren las investigaciones llevadas a cabo en la Universidad de Sydney, «la medicación debiera ser suprimida durante no menos de 6 meses mientras el comportamiento desordenado de las ingestas o los hábitos de ejercicio no han sido debidamente evaluados y tratados»(20). Esta faceta de la endometriosis podría ser considerada de modo similar en los casos en que las mujeres toman medicamentos hormonales durante 6-9 meses y luego se les dice que conciban lo antes posible mientras la endometriosis parece estar más o menos controlada. Muchas mujeres en el Reino Unido podrían muy bien estar recibiendo una ingesta nutricional inadecuada para una función reproductiva óptima. Una nutrición adecuada es probablemente uno de los requisitos previos de la fertilidad y, con la dieta promedio de algunas de las mujeres de nuestro tiempo, que es de alto contenido de azúcar, grasas y almidón y que no está equilibrada por ingestas suficientes de vitaminas y minerales (de frutas y verduras, nueces, semillas y cereales integrales) no está generando los efectos más convenientes en el interior del sistema endocrino para preparar los ovarios con vistas a un embarazo. La corrección de las deficiencias sub-clínicas de determinadas combinaciones de nutrientes podría ser un apoyo de la máxima utilidad para la restauración de la fertilidad y para la reducción de los dolores y de la inflamación por medios naturales. Una buena nutrición ayuda también a estabilizar la función del sistema inmunitario, que es posiblemente de importancia vital para las mujeres con endometriosis.

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Autor/a: Dian Mills, Cert. Ed. B.A. Dip. del Institute for Optimal Nutrition, Consultora en Nutrición

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