El término «prebiótico» designa a una serie de moléculas o ingredientes alimenticios no digeribles y fermentables, que tienen la propiedad potencial de mejorar la salud al promover el crecimiento selectivo de bacterias intestinales beneficiosas (bifidobacterias, lactobacilos etc).
En esta categoría se encuentran los fructo-oligosacáridos (FOS), que son oligosacáridos naturales (fibra soluble) que contienen fructosa y se encuentran en variedad de plantas y frutos como el puerro, la cebolla, la achicoria (raíz), el espárrago, el ajo, la alcachofa, el toma-te, la alfalfa, el plátano, etc, y los galacto-oligosacaridos (GOS) que se encuentran natural-mente en el frijol de soja, y se pueden sintetizar a partir de la lactosa (el azúcar de la leche).
Los oligosacáridos, son moléculas de cadena corta de azúcar («oligo» significa «pocos» y «sacárido» se refiere a «azúcar») que pueden añadirse a un alimento, o bien producirse in situ, como los oligosacáridos producidos por algunas bacterias durante la fermentación láctica. Estas moléculas no son digeribles por las enzimas intestinales presentes en la superficie luminal del intestino delgado, por lo que alcanzan intactas el colon que es el tracto final del intestino que contiene bacterias.
Las bacterias o microorganismos colónicos constituyen el mayor potencial metabólico del organismo. El elevado número y variedad de bacterias que cohabitan en el tracto gastrointestinal humano constituyen un complejo ecosistema metabólicamente muy activo y versátil, con capacidad de adaptarse a los distintos sustratos alimenticios disponibles. Una gran parte de las bacterias colónicas son sacarolíticas, es decir, que utilizan hidratos de carbono (sacáridos) como fuente de energía para reproducirse. El grupo mayoritario de bacterias sacarolíticas pertenece al género bifidobacterium, el cual constituye el 25 % de la población bacteriana total del ser humano adulto, y el 95 % en el recién nacido.
Los FOS, pese a que se encuentran en una amplia variedad de vegetales, siempre lo están en pequeñas cantidades, por lo que la ingesta diaria estimada (promedio) a partir de alimentos naturales, es muy baja (de unos 800 mg / día aproximadamente). Por ello, y considerando que son unos componentes saludables, se ha recomendado aumentar su consumo, y una de las formas de conseguirlo es introducirlos en los alimentos como ingredientes añadidos. De hecho ya se utilizan como tales en bebidas, productos lácteos, repostería, alimentos infantiles y suplementos nutricionales.
Principales funciones corporales de los prebióticos:
- Alimentar a la flora intestinal beneficiosa estimulando su crecimiento, especialmente de la bífido bacteria.
- Favorecer los procesos de fermentación bacteriana que inducen la producción de ácidos grasos de cadena corta.
- Regular el funcionamiento digestivo y la absorción de nutrientes.
- Crear ciertas vitaminas que nuestro organismo por sí solo no puede sintetizar.
- Disminuir el pH o grado de acidez del medio intestinal.
- Reducir la proliferación de bacterias patógenas (E. Coli, Shigella, Salmonellas)
- Al ayudar a disminuir la proliferación de numerosos microorganismos patógenos, también favorecen la disminución de la síntesis bacteriana de sustancias tóxicas.
- Regular el tránsito intestinal.
- Ejercer un efecto protector en la evolución de las neoplasias colónicas al ayudar a generar menor cantidad de ácidos biliares secundarios y metabolitos de estos, los cuales son considerados como agentes promotores del crecimiento de las células tumorales.
- Estimular la producción de ácidos grasos de cadena corta (AGCC), sobre todo de butirato, el «carburante» del colon. Al aumentar los niveles de butirato a partir de las fermentaciones provocadas por las bacterias simbióticas del intestino, los fructo-oligosacáridos contribuyen al mantenimiento de la buena salud de la mucosa intestinal.
- Potenciar el buen funcionamiento del sistema inmunológico.
- Actuar como un suave laxante que al humedecer el interior del intestino y al aumentar la cantidad de bacterias simbióticas presentes en él, asegura que el contenido fecal tenga el tamaño y la humedad apropiados para que el peristaltismo intestinal sea estimulado
Dosis diarias recomendadas:
Nutrición Óptima:
Niños: 2.500 mg inicialmente, y luego pasar a 5.000 mg
Adultos: 5.000 mg inicialmente, y luego pasar a 10.000 mg
Medicina Ortomolecular:
Adultos: 5.000 a 20.000 mg
